Nuestro viaje a Roma nació casi de casualidad. Siempre estamos mirando promociones y ofertas de vuelos y aunque no disponemos de muchas semanas de vacaciones al año, gracias a una promoción de Turkish Airlines se nos dio la posibilidad de viajar a Roma muy barato, así que acomodamos los pocos días que nos quedaban del 2015 y casi cerrando el año salimos rumbo a una nueva aventura!
Turkish nos pareció la mejor aerolínea en la que viajamos hasta ahora. Un servicio impecable, nos sirvieron comida todo el tiempo, muy buena selección de entretenimiento y la escala en Estambul fue coronada con una noche en un Radisson Blue a la ida y en un Hilton a la vuelta (ambos gratis). Un lujazo irrepetible y todo incluido en unos pasajes súper promocionales de esos que aparecen una vez al año.
Ya en Roma nos hospedamos en el hotel Abruzzi, ubicado justo en frente del Panteón, con una vista inmejorable del mismo desde nuestra habitación en el quinto piso.
Si bien no fue barato, tampoco resultó mas caro que un hotel en Manhattan por ejemplo.
La zona del Panteón es sumamente pintoresca y está muy bien ubicada para ir a cualquier atracción de Roma caminando o si están cansados a unas pocas cuadras hay una parada de buses (son excelentes) que conecta con toda la ciudad. Abundan los restaurantes y las gelaterías, gracias a las cuales nos vinimos con un promedio de un gelato por día!
Roma debe ser una de las pocas ciudades donde el metro no sirve realmente para visitar los lugares mas interesantes.
Uno de los primeros lugares que visitamos fue la Piazza Navona, en donde teníamos la esperanza de encontrarnos con el famoso mercado navideño de Roma, pero desgraciadamente nos contó un gelatero que este año no se hacía por miedo a un atentado (en relación a los atentados en el teatro Bataclan de Paris).
La calle principal de Roma es la Via del Corso, ideal para ir de Shopping (hay ropa muy buena y a buenos precios, los italianos se visten realmente bien) y admirar las luces navideñas, que son todavía mas lindas en la calle paralela “vía del Babuino”.
Nuestra caminata nos llevó a la Plaza España donde está la famosa escalera, que desgraciadamente estaba cerrada (aunque no se veía tan wow sinceramente).
Terminamos en la Fontana di Trevi donde nos quedamos completamente boquiabiertos con la cantidad de turistas que atestaban la misma.
Disfrutamos un rato de la belleza arquitectónica del lugar y seguimos camino en busca de la cena.
Después de la gran experiencia en Oslo, decidimos volver a hacer un Food Tour, en este caso nos dirigimos al barrio de Testaccio (considerado uno de los dos mejores barrios para comer en la ciudad junto con Trastevere) para una degustación de la cocina clásica italiana.
Al ser comida muy tradicional para nosotros, quizás faltó el factor sorpresa, pero nos dimos el gusto de conocer algunos rincones agradables de barrio, como el mercado o una fiambrería muy particular.
Las guías y nuestros compañeros de tour eran todos de Estados Unidos, lo cual le quitó un poco de autenticidad al asunto, aunque al menos me di el gusto de charlar un poco de Hockey sobre Hielo con uno 😛
El lugar (Flavio al Velavevodetto) donde hicimos la degustación de pastas caseras me sorprendió por estar incrustado dentro de una montaña formada por miles y miles de vasijas de barro rotas de la antigüedad que se unificaron y la formaron.
Otros rincones del barrio que nos llamaron la atención fueron el cementerio para no-católicos y la Pirámide de Cestio, que según los locales hoy en día es propiedad exclusiva de los felinos romanos!
Después de un par de días dedicados a Venecia, al Foro Romano y el Coliseo, llegó el turno del Vaticano.
Lo que mas me sorprendió del lugar es que resultó ser mucho mas chico de lo que imaginaba, a tal punto que le dimos casi una vuelta entera caminando por afuera de la muralla.
Por dentro la arquitectura es bastante imponente, aunque había tanta seguridad (no sabemos si siempre es así o había extra por los atentados de Paris) que la experiencia se entorpeció un poco.
El museo del Vaticano fue lo mejor del paseo, lleno de obras de arte históricas y todo tipo de antigüedades conservadas, una colección mas que interesante de recorrer que se corona con una visita a la Capilla Sixtina.
Lo último que visitamos fue la basílica de San Pedro, un lugar que no es tan ostentoso como muchos lo pintan, pero que igualmente transmite el peso de la historia que tiene.
Tras un genial viaje en Tranvía desde el Vaticano llegamos al barrio “gótico” de Coppedé, en donde hay una arquitectura bastante curiosa de ver.
Seguimos camino a nuestro objetivo final para el día, el Museo d’Arte Contemporanea di Roma, donde nos dimos el gusto de ver una exhibición de fotografía de esas que siempre tratamos de buscar en todos los lugares donde vamos.
Para el último día nos quedaba visitar el Castillo Saint Angelo, un lugar muy interesante que se sale un poco de la norma de los castillos majestuosos europeos y que complementa la visita con las mejores vistas de todo Roma desde su techo en compañía de una estatua inmensa del arcángel Miguel.
Gaby.
Buenísimas fotos, especialmente la última 😛
Y esa escalera de caracoooool! Qué maravilla! Igual, lo que más me gustó fueron las fotos de esos barrios con calles angostas y edificios antigüos 😀