Una de las visitas obligadas de París es el Louvre, así que antes de viajar nos aseguramos dos entradas y nos reservamos medio día para ir a conocerlo.
Nos tocó un día lluvioso, ideal para un paseo bajo techo, pero por supuesto nos tomamos nuestro tiempo para recorrer la parte exterior del museo, con su impresionante pirámide y la hermosa arquitectura típica de todo París.
Una vez adentro, comenzamos una visita guiada que nos llevó por los mejores rincones del Museo, en donde pudimos apreciar toda la colección de pinturas de las monarquías francesas y varias colecciones privadas de todo tipo.
Una parte curiosa del museo es el camino que nos llevó a través de las viejas murallas de la fortaleza por sobre donde se construyó el museo, muy interesante de ver.
A nuestro gusto lo mejor del museo son las hermosas esculturas, incluyendo la Venus y la genial Victoria alada. También hay fragmentos reconstruidos del Partenón y esculturas griegas y romanas todas muy interesantes de ver.
Al igual que el British, la colecciones egipcias y de la Mesopotamia son realmente destacables, siendo el Código de Hammurabi lo que más me llamó la atención!
Lo que menos nos gustó fue la Gioconda, tanta espectativa para lo que realmente fue, demasiada gente, muy chica la pintura y sinceramente nada del otro mundo. Intentamos hacer la foto de rigor con Roxi pero optamos por sacar una foto medio de apurón y seguir disfrutando del museo.
La salida del museo es extremadamente comercial, parece un Shopping, pero la pirámide invertida que forma un rombo con la pirámide exterior hace que valga la pena atravesar esa zona tan comercial.
Una visita agradable, con un costo aceptable (16 euros), pero solo para los que disfrutan del arte y la historia. Hay demasiadas cosas para ver en Paris y si uno no tiene suficiente tiempo y no es demasiado fanático del arte es preferible pasar un día extra en otro parque de Disney que en el Louvre!
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