A orillas del río Chao Phraya se encuentran los hermosos templos de Bangkok. Hay muchos para elegir, nosotros nos concentramos en los que nos resultaban mas interesantes.
A la zona de templos no llega el Skytrain. En nuestro caso el barrio del hotel era Surasak y teníamos dos alternativas para llegar, en barco o en auto. Viendo que no teníamos apuro y lo económico que es, optamos por tomar un Uber. Tardamos una media hora en llegar, pero con aire acondicionado se disfruta mucho más.
El primero que visitamos fue Wat Pho, un complejo budista lleno de imágenes de Buda, en donde se destaca la estatua del Buda Reclinado que con sus 15 metros es una de las mas grandes del país.
Este lugar comenzó su construcción hace 400 años y pasó por varias reformas gracias a las cuales conserva todo su encanto y color.
Se dice que acá fue donde nació el famoso masaje tailandés!
El edificio mas sagrado de todo el complejo es el Ubost, en donde se llevan a cabo los rituales budistas, aunque el mismo no estaba abierto al público en ese momento.
Nuestra siguiente parada era el Palacio Real y el templo del Buda Esmeralda, pero desgraciadamente había actividad oficial y no pudimos ingresar al lugar.
Decidimos ir al puerto para cruzar el río y llegar al siguiente destino de nuestra lista, el templo Wat Arun. Las barcazas para cruzar, son muy antiguas pero seguras. El precio es extremadamente barato y el trayecto no tomó mas de unos minutos desde el puerto.
Este templo sorprende porque está hecho todo de azulejos de porcelana, es muy agradable a la vista y hay lindas vistas de Bangkok desde ahí.
Este estilo arquitectónico se debe a que el mismo es un templo hinduista, por lo cual respeta la estética que uno asocia mas con los templos de la India.
Cómo nos sobró tiempo, decidimos ir a conocer Khao San Road, una calle llena de tiendas y restaurantes que frecuentan los mochileros.
Debido al calor y al hecho de que está a 15 cuadras de esa zona, optamos por tomar un taxi. Le preguntamos al taxista cuanto costaba el tramo y nos dijo 100 baths. Para su desgracia se olvidó prendido el reloj y descubrimos que solo eran 50 baths. Esta práctica parece ser bastante común con los extranjeros, razón por la cual nosotros optamos casi siempre por Uber, donde no hay sorpresas.
Luego de algunas compras y un almuerzo tardío nos fuimos convencidos de volver al día siguiente para poder conocer el Palacio Real.
El complejo real (Phra Borom Maha Ratcha Wang) es un lugar imponente, mires donde mires se te llenan los ojos con el color dorado.
Mandado a construir por Rama I en el siglo 18, cuenta con un montón de estatuas, jardines, pabellones y espacios interesantes de recorrer en donde destaca el Templo del Buda Esmeralda, en el cual desgraciadamente no nos dejaron pasar mucho tiempo ni tomar fotos.
Algo llamativo del lugar fue ver que había carteles que advertían sobre carteristas, pero la verdad que no vimos nada raro y eso que en estos templos siempre hay que andar dejando el calzado afuera de los mismos.
El lugar estuvo muy lleno de gente para nuestro gusto pero tratamos de disfrutarlo lo mas posible. Cuando ya nos estábamos yendo nos encontramos con la sorpresa que nos habían encerrado adentro del complejo debido a una visita importante que estaba llegando.
Tuvimos un poco de incertidumbre ya que ninguno de los de seguridad hablaba inglés ni entendía nada de lo que preguntábamos todos los turistas que estábamos dando vueltas buscando una salida. Luego de 20 minutos nos dejaron salir.
La zona de los templos principales es una visita obligada, para conocer un poco de historia y para ver una arquitectura distinta y original.
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