Después de leer y leer durante años sobre este lugar no podía dejar de soñar con estas montañas y fiordos. Desde siempre la cultura nórdica, los vikingos, los barcos, las largas barbas trenzadas y los sombreros vikingos fueron mi debilidad.
Dicen que el viaje en tren que llega a Flam es uno de los mejores viajes en tren del mundo. Por desgracia una semana antes de nuestro viaje se produjo una inundación que dejo bastante maltrecho a varios pueblitos cercanos, en consecuencia no pudimos tomar este tren y nos ubicaron en micros y una ruta alternativa.
No se como sería la otra ruta en tren pero nosotros no despegamos las narices de la ventanilla… todo lo que veíamos era hermoso y de cuentos.
Flam es una pequeña localidad (tiene solo 500 habitantes) situada en la parte interior del fiordo Aurlandsfjord, un ramal del fiordo más largo de Noruega, y famosa entre los turistas gracias a que en ella atracan los cruceros y a su tren turístico.
El paisaje que ya podíamos ver era un cuadro de contrastes, nieve en las cumbres con alguna cascada salpicando los montes y tonalidades verdes, muy verdes. Todo ello regado de pequeñas casitas de madera de colores.
Las casitas tenían pasto en los techos y los caballos patas con botas de pelos… si eso no es de cuentos no se que podría ser.
Pasear por Flam es una delicia, creo que no he respirado un aire tan puro en toda mi vida y llenar los pulmones de este aire es dejarte sentir que estas viva.
Las casitas de madera y pintadas con vivos colores, están esparcidas por la aldea y rodeadas de jardines.
Las carreteras que unen esos pueblos, serpentean por las riberas del fiordo, desapareciendo en túneles dentro de las montañas y en otras ocasiones, terminando en embarcaderos, donde hay que embarcar en los transbordadores para pasar al otro lado y continuar el camino.
Nos quedamos en un hotel de madera con una vista increíble (es que todo tenia vistas increibles miraras por donde miraras) llovia finito todo el tiempo pero esa no fue excusa para salir a explorar este lugar. Trípode, cámara, abrigo, protectores de lluvia y a recorrer Flam.
Nos quedamos dando vueltas hasta el atardecer, el atardecer sobre las aguas del fiordo es impagable!!
Cuando ya nos agarro el hambrosio fuimos a una cervezeria artesanal que Gaby había marcado con entusiasmo en el itinerario. Para mi asombro el lugar era muy al estilo nórdico, por afuera parece una Iglesia de época. No importa si comíamos mal.. yo ya estaba conforme.
El mozo nos atendió con mucha simpatía, hasta hablaba de la patagonia argentina y sus similitudes con estos lugares tan lejanos. La degustación de platos nórdicos acompañado de sus cervezas caseras vale mucho la pena. Caro, como todo en Noruega pero te sirven platazos y la comida es bien típica del lugar, esto no es algo muy común.
Panza llena corazón contento y nos fuimos a dormir…. mañana la navegación tan pero tan esperada.
Restaurante con estilo nórdico
Desayuno del hotel con increibles vistas
La Navegación se realiza entre altas montañas nevadas, que caen casi en vertical sobre las aguas del fiordo.
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